UN INFORME ACADÉMICO DESDE EL PUNTO DE VISTA POLICIAL, PARA LA APLICACIÓN DEL PLAN NACIONAL TODA UNA VIDA DENTRO DE LOS 3 EJES, ADJUNTANDO UN EJEMPLO PRÁCTICO DE CADA UNO DE ESTOS.

 INTRODUCCIÓN

La sociedad ecuatoriana del siglo XXI necesitaba un cambio de paradigma del desarrollo, así como de la satisfacción de las múltiples exigencias emanadas de la ciudadanía, surge como respuesta el concepto de Buen Vivir. Este concepto se ve materializado en el Plan Nacional del Buen Vivir, que en sus tres ediciones nos presenta una serie de objetivos, metas, políticas, programas y servicios planteados para alcanzarlo. El presente trabajo tiene como objetivo principal comparar, mediante datos e indicadores disponibles en bases de datos económicas oficiales, la real consecución de las metas y objetivos planteados en dichos planes. Además de hacer un análisis de las variaciones realizadas en los planes a lo largo de ediciones, con la finalidad de poner en perspectiva la importancia dada en el horizonte temporal a un objetivo u otro.

La primera dificultad al hablar del Buen Vivir[1] (PLANIFICACIÓN, 2017) es la falta de una conceptualización única que nos sirva como marco de referencia para nuestro análisis. Sin embargo, vamos a dejar planteadas las definiciones más aceptadas en el ámbito académico. Entre las primeras cosas que saltan a la vista al comenzar a estudiar el Buen Vivir es su origen geográfico situado en los países de Ecuador (Sumak Kawsay) y Bolivia (Suma Qamaña); en ambos reflejados en su Carta Magna.


DESARROLLO

Para nuestros fines, comenzaremos definiendo el Buen Vivir a breves rasgos como “la manera alternativa de alcanzar el desarrollo económico basado en la visión de las culturas ancestrales y en concordancia a la cosmovisión indígena”. La definición anterior deja de lado 2 aspectos fundamentales que son: el aspecto ambiental y el aspecto relacionado con lo público. En cuanto lo ambiental podemos resaltar que el Buen Vivir[2] tiene como uno de sus ejes fundamentales el reconocimiento del derecho de la población a vivir en un ambiente sano, es decir vivir en armonía con la naturaleza.

Eje 1: Derechos para todos durante toda la vida

Garantizar una vida digna con iguales oportunidades para todas las personas.

Promover la inclusión económica y social; combatir la pobreza en todas sus dimensiones, a fin de garantizar la equidad económica, social, cultural y territorial.

Eje 2: Economía al servicio de la sociedad

Consolidar la sostenibilidad del sistema económico social y solidario, y afianzar la dolarización.

Garantizar el funcionamiento adecuado del sistema monetario y financiero a través de la gestión eficiente de la liquidez, contribuyendo a la sostenibilidad macroeconómica y al desarrollo del país.


Eje 3: Más sociedad, mejor Estado

Incentivar una sociedad participativa, con un Estado cercano al servicio de la ciudadanía.

Fortalecer el sistema democrático y garantizar el derecho a la participación política, participación ciudadana y control social en el ciclo de las políticas públicas. 


CONCLUSIÓN

A diferencia de otros países de América Latina, en nuestro país los cambios demográficos de la población no han tenido la influencia suficiente para explicar los cambios en la concentración de la riqueza. La desigualdad es un fenómeno históricamente arraigado en la sociedad ecuatoriana. Desde este punto de vista, la desigualdad por un lado tiene su origen en el modo de explotación llevado a cabo durante la época colonial, es decir por la concentración de la tierra en pocas manos. Por otro lado, se tiene la influencia del proceso de industrialización que acarreó como consecuencia la urbanización y el incremento de la oferta de mano de obra no calificada. Estos 2 factores combinados trajeron como consecuencia el aumento del desempleo en el Ecuador.





[1] La Constitución de la República de Ecuador (2008) sirve de guía para la construcción del presente Plan Nacional de Desarrollo (2017-2021), que busca cumplir con el mandato de “planificar el desarrollo nacional, erradicar la pobreza, promover el desarrollo sustentable y la redistribución equitativa de los recursos y la riqueza, para acceder al buen vivir” (CE, 2008. art. 3, núm. 5).

[2] Planificar para “toda una vida” implica una visión integral e integradora para que nadie, a lo largo de toda su vida, quede fuera o se quede atrás. En diez años, se logró recuperar la planificación para lograr mayor equidad y justicia social, ampliar las capacidades productivas y fortalecer el talento humano. La planificación es el medio a través del cual avanzaremos con pasos firmes hacia el Buen Vivir.

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